martes, 30 de septiembre de 2008

Lista de cosas

el riesgo de olvidarse de un secreto, la posibilad de olvidar una escondite, el alzheimer.

el recuerdo inútil de los viejos compañeros del colegio.

el secreto como arma.

la memoria como herramienta.

el saber como poder.

el deseo del artista. el bloqueo. la inquietud. la soledad. el hambre. el obrero desempleado. el artista bloqueado. poder y querer.
querer y poder. desear y parecer. soñar y pensar. ser y estar. tener, ser.
la mirada de los otros.

libre albedrio. esclavitud. censura. auto censura. comercialización del arte. el objeto de arte. el objeto comercial. el público como juez. la ignorancia al poder. la prepotencia al poder. la patota al poder. la inteligencia al tacho.la imaginación al tacho.

viernes, 26 de septiembre de 2008

problemas de la filosofía moderna en una ciudad mediana sin salida al mar

Hallábame yo, hace algunas semanas, ansioso por el deseo imperante de ver el partido de Boca Juniors, razón por la cual me dirigí a un local de expendio de bebidas y algunas comidas sencillas, de esos que hay muchísimos en todas las ciudades del mundo, incluso aquellas que, como esta, son ciudades posibles de ser consideradas medianas y que no tienen salida al mar. Estos locales son denominados por todos nosotros con la palabra bar.

Apenas me hube sentado, ante una mesa que cuidadosamente había seleccionado, teniendo en cuanta: 1. ángulo de visión, buscando obviamente una ubicación lo mas cercana posible al frente del aparato de televisión, para evitar una visión demasiado sesgada del enfrentamiento deportivo y 2. Distancia, siendo obvio que debería buscar una ubicación no demasiado alejada, para poder percibir los detalles de la acción, pero tampoco demasiado cerca, porque así se pierde la generalidad de las acciones que solo se pueden apreciar con la observación de pantalla completa y también porque, como suele ocurrir en los bares, el telereceptor estaba ubicado en una posición bastante elevada sobre el ángulo de visión normal de una persona sentada, por lo cual resulta evidente que mientras más cerca del aparato nos hallemos sentados, más deberemos inclinar nuestra cabeza hacia atrás, posición que indefectiblemente terminara por provocar dolor, o al menos molestias, en la parte superior de la espalda y en la nuca.

Decía que, una vez ubicado en el lugar apropiado, acercóse a mi una señorita, bastante amable y hasta sensual, para ofrecerme un refrigerio. Antes de efectuar el pedido hice algunas averiguaciones, de las cuales concluí que, teniendo yo veinticinco pesos, la cerveza que iba a poder consumir me resultaría insuficiente, ya que mi muy buen beber me permite ingerir hasta cuatro litros por cada encuentro de este tipo, y en este bar cada cerveza costaba diez pesos. De todos modos, siendo este hábito solo eso, una costumbre, no una necesidad, deseche toda clase de dudas o cuestionamientos y ordené el primer porrón.

EL partido tuvo un ritmo vertiginoso desde el primer momento, lo cual lo hizo muy agradable para ver. La escuadra azul y oro desarrollo un juego formidable, con grandes actuaciones individuales, además habitual firmeza defensiva y su juego colectivo. Este buen juego desató mi algarabía, como la de los demás asistentes a la transmisión. Teniendo en cuenta lo calurosa de la tarde, no me sorprendió nada el encontrarme con la botella vacía cuando solo habían transcurrido treinta y cinco minutos de partido. Tampoco recordé que debía racionalizar la bebida e inmediatamente pedí otra cerveza.

Cuando me trajeron este segundo porrón, lo pagué, aprovechando para pagar también el primero, quedándome tan solo cinco pesos en el bolsillo.

El entretiempo fue momento ideal para que los asistentes entre los que me contaba, demostráramos nuestra alegría y no vanagloriáramos por ser hinchas de un cuadro tan importante, que estaba dando una verdadera demostración de fútbol, ganando el primer tiempo por dos goles, que bien podrían haber sido tres o cuatro, de no haber sido por algunas intervenciones magistrales del portero rival.

Con todo esto, el contenido de mi botella se vio bastante reducido para el comienzo del segundo periodo, y un nuevo gol xeneize hecho por tierra mis deseos de prolongar la duración del líquido elemento. Me encontré entonces, a tan solo diez minutos de iniciado el segundo tiempo, sin nada para tomar.

Cualquiera sabe lo desagradable que puede ser, encontrarse ante el deseo de consumir algo que vale diez pesos y contar solo con cinco. Sin embargo no desespere, y luego de meditar un momento, hallé lo que para mi era una solución justa y racional, que era satisfactoria de mis necesidades y que no provocaba, según mi justa conciencia, daño alguno a otra persona.

Tome entonces la botella por la parte superior, que es mas angosta y más cómoda para agarrar, y me levanté de la mesa, tomando la precaución de dejar sobre la silla un abrigo liviano que había llevado, para evitar que alguno menos afortunado quisiera apropiarse de mi ubicación, que era de las mejores. Fui entonces directamente hasta un kiosco, donde hasta el más bruto sabe que se puede conseguir una cerveza por algo más de tres pesos, y compré ahí, usando el envase del bar.

Cuando regresé a sentarme cómodamente la silla que transitoriamente me pertenecía, la misma señorita que traía los refrigerios se me acercó, esta vez no tan amable.

-no se puede, flaco

-es que no me alcanza, flaca.

-no de puede, flaco

-dale, por favor, si ya te compre dos, además ya no me alcanza para comprar otra

-no se puede, flaco

-Pero si ya he gastado yo veinte pesos consumiendo cerveza en este local, lo cual me otorga derecho a ocupar esta silla hasta el final del partido, e incluso durante varias horas más, tiempo en el que podría quedarme aquí de ser mi deseo, ocupando esta mesa para leer; ya se el diario de hoy que, según veo, son tan amables de ofrecer al público como servicio o gentileza, ya sea un libro o unos apuntes que podría bien yo tener el gusto de traer en mi bolso y, no teniendo yo dinero suficiente para consumir otra cerveza ni el deseo de conseguir cosa otra alguna, podría quedarme todas esas horas en esta silla sin consumir nada. ¿Puede usted, señorita, si es tan amable, explicarme porque se me impide comprar la cerveza en un lugar mas acorde a mis posibilidades económicas y consumirlo en esta mesa, cuyo derecho de ocupación he pagado ya largamente?

-no se puede, flaco

Habiendo usado yo toda la razón de la cual es capaz mi limitada inteligencia, como de toda la elocuencia que mi escasa poética me permite, sin causar efecto alguno en mi alienada interlocutora, inferí que no podría, por mucho que intentara, hacerla cambiar de opinión y habiéndose acercado además un importante urso con remera negra y la leyenda “seguridad” impresa en ella, juzgué prudente abandonar mi intento.

Me levante del lugar que tanto me habían envidiado el resto de los asistentes, que ahora esquivaban mi mirada mientras yo me alejaba con mi cerveza para sentarme en el cordón de la vereda. Obligado a beber del pico, como un bestia, humillado. Permanecí sin embargo, estoico, bebiendo mi cerveza hasta el final de l partido, en el que boca se impuso con un contundente cuatro a cero.

Después devolví el envase al bar y me retire cabizbajo, pateando piedritas, ya que ninguno de mis antes coequipers quiso brindar conmigo o al menos saludarme, al final del match. Había dejado de ser un hincha digno de tan trascendente escuadra.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Refugiado

Miro sus ojos y los veo muy abiertos, sus labios están firmes y apretados, tiene los pelos de punta. Fácilmente me doy cuenta de que está mas nervioso que asustado. Eso no me gusta. Le digo, y no hablo. Pienso. Tranquilo, no hagas nada, no intentes estupideces. Pienso, pero no hablo.

Todos sabemos bien las reglas. Me cuesta creer que sigan existiendo idiotas. Pero de verdad, yo ya se que idotas somos todos. Me refiero a que todavía hay idiotas que se preocupan por cumplir la ley. Todavía hay gente que cree que la justicia es una institución, que hay un sistema de reglas y leyes diseñadas para que todos los habitantes de una nación, estado o región puedan convivir en paz y armonía. Ilusos, que imaginan que a un Juez le interesa.

Hay gente tan idiota, que cree que lo que yo hago es peor que lo que hacen ellos. Hay imbéciles que se pasan 12 horas pasando productos por un lector láser, poniendo esos productos en bolsas de nylon. Beep. Beep Buenas tardes ¿efectivo? Aquí tiene su vuelto. Chau gracias. Vuelva pronto. Beep. Beep.

Yo entiendo que esto no es para cualquiera, hay que estar dispuesto a dejarlo todo para siempre en cualquier momento, en cualquier esquina. Uno nunca puede estar tranquilo en este oficio. Sabemos, siempre, sabemos que nos podemos cruzar con alguien lo suficientemente valiente o lo suficientemente idiota, o quizás sea lo mismo, como para hacer una estupidez y arruinarlo todo. Yo pienso eso, pienso y no digo nada.

Y él parece bastante estúpido, su remera dice que se llama Carlos, Calritos. Un carlo. Lo único que me faltaba.

No seas pelotudo, la guita no es tuya, los dueños de este lugar son mucho más ladronees que yo. No seas boludo, no hay héroes. Miráme. Pelotudo. Mira mi mano, mira este caño ¿lo ves? ¿Ves el agujero? Pienso, y no hablo. Siempre me costó hablar con extraños, ahora pienso que tendría que haber hablado.

Me doy cuenta de que estoy más asustado yo, como puede ser tan pelotudo ¿no ve mi dedo en el gatillo? ¿No sos capaz de ver mis nudillos preparados?

Cando el idiota salta de su caja, lanzándose sobre mi cuerpo como si fuera Robert de Niro en alguna película barata, yo lo estoy esperando. No me sorprende. Pude verlo en sus ojos. Pude verlo en sus dedos, en sus labios. Es un boludo.

Ahora el boludo está muerto, su cuerpo se esta enfriando sobre la caja registradora, su sangre esta manchando sus papelitos sagrados. Los papelitos por los que vale la pena matar o morir. Rogar, arrastrarse, humillarse, reptar, lamer, chupar, oler mierda, tocar mierda, nadar en ella todos los días. Vale la pena nadar en mierda todos los días por un buen montón de papelitos de colores con caras de viejos. Vale la pena porque todos sabemos, incluso desde niños, que con una buena cantidad de papelitos podemos tener todo. Lo que deseamos, lo que necesitamos, y tambien, quizas fundamental, lo que no necesitamos ni deseamos. Lo que es caro e inútil, lo que los demás van a envidiar.

El boludo está muerto, y yo estoy encerrado en este ranchito de mierda. Me queda para un par de rayas más y me tengo que quedar mucho tiempo acá. Va a ser mejor que no asome mi nariz a la calle, me tengo que preparar para aguantar.

Ya no me queda ni para un pase, y todavía esta oscuro, seguro me están buscando. Me cago en el boludo. ¡Me cago!

¿Habrá tenido hijos? Me imagino los pobres boluditos, odiando al asesino de su padre. No se dan cuenta de que paso lo que iba a pasar. Los hijos de este tipo tienen que estar, necesariamente, preparados para señalar con el dedo a los culpables de todos sus males.

La mujer despechada y desesperada por no tener su macho proveedor, si me la pudiera encontrar, le compraría una rosa y un pancho y una coca. Con eso seguro me deja que le eche un polvo, la muy puta.

Señalar con el dedo en la misma dirección en la que les dicen que tienen que señalar. Ir al colegio mientras les digan que tienen que ir. Trabajar mientras les digan que tienen que trabajar. Hacerse matar por plata ajena mientras les digan que el enemigo soy yo.

¿y si está vivo?. Eso me gustaría. Pero se muy bien que no es así, me lo repetí varias veces durante la noche. Traté de convencerme. Pero se muy bien que no es posible. Y ahora me tengo que quedar acá encerrado. Sin escuchar música, sin prender la luz, no puedo salir a la calle, no tengo celular.

Va a estar duro, yo imagino que alguien va a venir por acá, esta casucha no es mía, caen acá todo tipo de lumpenes, buscavidas, linyeras, putas, ladrones, mujeriegos, traidores, soplones, vendedores, perseguidos, compradores, adictos, borrachines, cazadores, parias en general.

A algunos los conozco. Si viene alguno de esos voy a poder pedirle que averigüe lo que pueda. Le voy a pedir que me traiga algo de comer. Una bolsita. Todo lo que hace falta para quedarse en este rancho oscuro por una semana, tal vez dos. Una ginebra. Puchos.

Pero eso no va a pasar ahora, ahora hace mucho frío, el único boludo que anda en la calle soy yo. Ahora hay que dormir.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Zeitgeist

Está muy claro que el pasado no es particularmente importante. Lo que es realmente importante es el "aquí y ahora".

"aquí y ahora"

Ahora es definitivamente ahora. Intentamos experimentar lo que está a disposición en este momento.

No es el punto que gracias a que ese pasado exista es que pudimos tener el ahora. Esto es ahora. Este mismo momento. Nada místico, simplemente ahora, muy simple, directo.

Y desde ese ahora, sin embargo, surge un sentido de inteligencia, siempre, que nos hace actuar con una realidad, uno a uno, punto a punto, constantemente.

De hecho todos experimentamos una precisión fantástica siempre, pero nos sentimos amenazados por el ahora por lo que saltamos al pasado o al futuro.

Prestando atención a lo material que existe en nuestras vidas, esas vidas ricas que llevamos. Todas esas posibilidades de expresarnos todo el tiempo, pero sin considerarlas malas o buenas per se.

Todo lo que experimentamos, nuestras experiencias incondicionales, ellos se atreven a rotularlas diciendo que esto es malo y esto otro bueno.

Las experimentamos, pero en realidad no las escuchamos… adecuadamente.

De hecho, no consideramos que estemos yendo en alguna dirección, las consideramos que es una molestia, esperando a estar muertos.

Esperando a estar muertos

Esperando a estar muertos

Esperando a estar muertos

Este es el problema de no confiar en nuestro ahora adecuadamente, que lo que experimentamos ahora posee muchas cosas poderosas. Es tan poderoso… que no lo podemos enfrentar por lo que tenemos que recurrir al pasado y al futuro todo el tiempo.

Quizá sea por eso que miramos a la religión...

quizá sea por esto que hacemos demostraciones por la calle...

quizá sea por eso que nos quejamos de la sociedad...

quizá por eso votamos nuestros presidentes...

Es muy irónico...

y sumamente gracioso.

Mientras más empieces a investigar en lo que creemos que entendemos, de dónde venimos, en lo que pensamos que hacemos, más empezarás a ver que nos han mentido. Nos han mentido todas las instituciones

¿Qué te hace pensar que la institución religiosa es la única que nunca lo hizo?

Las instituciones religiosas de este mundo están al fondo de la mugre. Las instituciones religiosas de este mundo fueron puestas allí por la misma gente que te dio tu gobierno, tu educación corrupta, que preparó los carteles bancarios internacionales.

Porque a nuestros dueños les importa un bledo sobre ti o tu familia.

Todo lo que les interesa es lo que siempre les ha interesado, y eso es controlar todo este maldito mundo.

Fuimos desviados de la presencia real y divina en el universo que los hombres llaman Dios.

No sé lo que Dios es, pero sé lo que no es, y al menos hasta que estés preparado para mirar a la entera verdad, donde sea que te lleve y a quien sea que te guíe; si quieres mirar para otro lado o si quieres ser parcial entonces en algún punto vas a tener que darte cuenta que estás lidiando con la justicia divina.

Mientras más te educas, mientras más entiendes de dónde vienen las cosas; las cosas se vuelven más obvias y empiezas a ver mentiras por todos lados.

Tienes que saber la verdad, buscar la verdad y la verdad te liberará.

“Debe parecerles difícil, a los que han aceptado la autoridad como la verdad, en lugar de la verdad como autoridad.”

-G. Massey, Egiptólogo

Porque les tengo que decir la verdad, amigos… tengo que decirles la verdad. Cuando se trata de tonterías, enormes, con letras mayúsculas, tienes que sorprenderte del campeón de todos los tiempos de falsas promesas y reclamos exagerados: la religión.

Piénsalo. La religión ha convencido a la gente de que hay un hombre invisible, que vive en el cielo y que mira todo lo que haces, cada minuto de cada día. Y el hombre invisible tiene una lista especial de diez cosas que no quiere que hagas. Y si haces alguna de esas diez cosas, tiene un lugar especial, lleno de fuego y humo e incendios y tortura y angustia, donde Él te mandará a vivir y a sufrir y a quemarte y a ahogarte y gritar y llorar para siempre hasta el fin del tiempo.

Pero Él te ama. Te ama.

Te ama, y ¡necesita dinero!

Él siempre necesita dinero. Él tan poderoso, tan perfecto, que todo lo sabe pero de alguna manera ¡no sabe como controlar el dinero!

La religión se lleva miles de millones de dólares, no paga impuestos y siempre necesita un poco más.

Ahora cuéntame una buena historia de farsas... por dios!


esto lo dice una (varias) voz en off, en el comienzo Zeitgeist, documental realizado por Peter Joseph, que cuenta con las apariciones de Bill Hicks y Carl Sagan.

PD: si no saben quien es Hicks, les recomiendo que lo bnusquen por su nombre en Youtube. es un stand-up comediant, de esos que se paran en una sillita y empiezan a generar risas, tipo Seinfield o nuestro Gordo Casero (sobre todo en "solo para entendidos"). Pero el tipo es un desquiciado, que fuma en el escenario (prohibido desde hace años incluso en las vegas), se pelea con el público, y despotrica contra el govierno, la religion, la politica internacional e interna yanqui, el sueño americano, la TV. y siempre en terminos bastante agresivos, provocadores. Claro que para disfrutarlo hay que entender su inglés, que no es más facil de entender que el d e cualquier otro yanqui ebrio.
A Carl Sagan lo conocen de Cosmos ¿no es raro que ninguno de sos canales que pasan cosas viejas que nadie quiere ver se le ocurra dar Cosmos? ¿no estara proscripto? En la peli Carl sagan se encarga de darle voz a lo que sería el epígrafe, una especie de conclusión resumida, desde un episodio de la célebre serie. Por lo que dice podría estar proscripto tranquilamente. Claro que para saberlo van a tener que ver la peli. Yo la recomiendo, aunque está un poco flojita de fuentes.

lunes, 15 de septiembre de 2008

BANCO

Omar se sienta solo, en la plaza de Alta Córdoba, a escribir en su libretita nueva. Está contento porque su libretita nueva tiene a los Beatles en la tapa. Las palabras no le salen, solo atina a imaginar a Clara, sentada en un banco muy distinto, de una plaza demasiado lejana. Clara también se sienta sola, pero nunca estará tan sola como Omar, el impostor.
Las lineas que salen del lápiz de Omar no tienen forma de letras, sino que imitan mal las formas de Clara. Por un instante Omar piensa que no recuerda a Clara, pero se consuela al convencerse de que nunca fue un buen dibujante. Siempre lo amargó no saber dibujar, hoy es su triste consuelo, triste, pero dulce como todos.
Un árbol seco cubre a Omar del sol abrasador, que se resiste a bajar, quieto, brillante, cerca del cenit. Omar lo mira con los ojos entreabiertos y siente que las horas se niegan a pasar, como si quisieran quedarse para siempre, cual sicarios ensañados del destino.
Fue el azar el que puso a Clara frente a Omar, él no pudo resistirse, no quiso hacerlo. Fue dictamen del destino que Clara consiguiera, justo entonces, ese puesto que tanto buscó en la embajada de ese absurdo país africano. Había buscado con tanto ahínco es puesto, durante años, recorriendo pasillos y llenando largos y escandalosamente estúpidos cuestionarios.
Omar ya no recuerda a los Beatles, ya olvido la ingenua felicidad que lo invadió al verlos ahí, llamándolo desde la tapa de una libretita de tres por dos pesos con cincuenta. Ahora lo aborda la dulce tristeza de saberse amado y de no saber que hacer con eso.
Omar se levanta de la plaza y camina por Isabel la católica, serán cinco cuadras, más o menos, hasta la calle Mendoza, cerca de la esquina esta la casa del gordo Paulo.